Buscaba, bus, buzo, búho, buhardilla y me quedo en el olor a
viejo, entre los papeles, los ácaros, mi depresión y un claro sentido de estar
en el momento justo que, contrariamente a lo que había supuesto, no tiene nada
de espectacular, es más bien nimio, deslucido, procaz porque muestra, exhibe
sin tapujos lo que nadie quiere ver y que los lustres, las superficies
flamantes niegan en el encandilamiento.
La búsqueda es infinita y el encuentro es uno.
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