19 sept 2007

caramelo media hora

Nunca agarraba el chiste de entrada y le decíamos caramelo media hora. Unos caramelos redonditos y difíciles de roer que tardaban un montón en disolverse en la boca y ahora no sé si existen. Me viene a la mente porque soy yo la que no caigo, me quedo pasmada tratando de digerir algunos temas que durante un tiempo estuvieron en el tapete y no me cierran.
Diganme queridos amigos, ustedes que estuvieron sentados a mi lado, como un imberbe más en esa horrible y multitudinaria aula del sótano de puán , y escucharon como yo a George II (porque a Jorge Luis nadie le quita la supremacía) iniciar el ciclo lectivo de Análisis Literario, declarando solemnemente la institucionalización del robo literario y dejando en claro para las generaciones pasadas, presentes y venideras que la literatura no representa ni cambia nada, ni sirve para absolutamente nada, ¿me podrán decir qué sentido tiene entonces, defenestrado el objetivo y sin alicientes, seguir prolongando el martirio de los pobres aspirantes? Querido GeorgeII: ¿no habría que mandar a todos para su casa y bajar cortina?
El robo literario institucionalizado, por el que podríamos echar mano de cualquier texto y sin ambages, amén de pegarlo y estamparle impunemente nuestra firma, tiene el mismo sabor que la tan denostada globalización. No hay límite de pertenencia y pone a todo y todos en la misma canasta. ¿Será que el postmodernismo, si es que existe, me agarra pasada de moda? ¿O es que de alguna manera hay que revolver el avispero a ver si a alguien se le ocurre pensar algo original? Aunque si es pasible de robo, no creo que a nadie le entusiasme.
Nota: lo de GeorgeI y George II, es un robo, lo lamento In pero está permitido.

1 comentario:

Ingrid Proietto dijo...

Tengo dos únicas certezas para aportar: 1) Los caramelos media hora aun existen. 2) Y son inmundos.
Después apenitas si puedo esbozar alguna opinión, de esas que cambian de un día para otro: quien copia textualmente 50 páginas de una novela, máxime si esta no es demasiado conocida, es un chorro, un ladri, un chanta. Ahora, si decir que es un "intertextual" es más cool, no es mi tema porque soy más grasa que los bizcochitos para el mate.En cuanto a que la literatura no sirve para nada, no recuerdo esa idea de George, mi amigo George 2, lo que dijo fue que la teoría y el análisis literario estaba acabado en sí mismo y que si en esa institución y en otras de las que también participa continúa sea quizá para que a él no se le termine el kiosquito, argumentación que a mí, entusiasmada por la humadera de marihuana que había en el aula más enorme y caliente (en verano; en invierno un freezer)de Puán, me hizo reír mucho. Ahora han retomado la vieja polémica de "Bolivia Construcciones" y el afano de Di Nucci. Como siempre están los que defienden la novela del personal estable de la Carrera de Letras de la UBA como un homenaje a la señora de Nada y los que esgrimen que lo que hizo este buen señor es un afano (suspendanlónnnn). Lo que yo creo es que, acaso, se esté por venir una segunda edición de Bolivia Construcciones (que extrañamente sigue en las librerías) y por eso resulte necesario reavivar las cenizas que quedaron en donde alguna vez, hace lejos y hace tiempo, hubo algún tímido fueguito. Lo que se dice: una verdadera porquería.